
Viaje por la historia de Menorca: los monumentos imprescindibles
Nos acercamos a la historia de Menorca a través de la visita a aquellos lugares que han llegado hasta nuestros días como testimonios mudos de épocas pasadas. Yacimientos prehistóricos, monumentos restaurados, edificios urbanos y también restos que reposan al aire libre. Una pequeña selección con los lugares que sí o sí hay que visitar para conocer un poco más sobre la historia de Menorca.
En este artículo nos proponíamos inicialmente la nada desdeñable tarea de hacer un repaso a la historia de Menorca. Un atrevimiento, hay que reconocerlo. Porque la historia de un territorio habitado desde el 2.500 a.C. en el que se han cruzado distintas civilizaciones y culturas desde la antigüedad hasta los tiempos modernos no se puede resumir en algunas decenas de líneas. Y tampoco se debe.
Así pues, aceptadas las limitaciones, lo que sí podemos hacer es acercarnos a la historia de Menorca a través de la visita a aquellos lugares que han llegado hasta nuestros días como testimonios mudos de épocas pasadas. Hablamos de yacimientos prehistóricos, de fortalezas –algunas de ellas museizadas–, de edificios urbanos y también de vestigios que reposan al aire libre. Una pequeña selección con los lugares que sí o sí hay que visitar para conocer un poco más sobre la historia de Menorca.
Museu de Menorca
Sin ninguna duda, ésta ha de ser la primera parada de esta ruta cultural e histórica por Menorca. Entre las paredes de este antiguo convento franciscano se conserva una colección excepcional de piezas que nos permite hacer un recorrido desde la prehistoria hasta la actualidad. Desde los vestigios que un día pertenecieron a los primeros poblados, pasando por las piezas encontradas en yacimientos talayóticos y las que certifican contactos con las culturas clásicas, sin pasar por alto los testimonios del primer cristianismo, de la época islámica, del medievo y, cómo no, de la influyente cultura británica del siglo XVIII hasta llegar al siglo XX.
Recomendamos también hacer una parada en Can Saura, sede del Museu Municipal de Ciutadella, una casa solariega con una exposición sobre la historia de la ciudad y piezas arqueológicas excepcionales.
Torre d’en Galmés
Hecha la visita a los museos, nos ponemos en ruta para apreciar «in situ» el incalculable valor de la cultura prehistórica menorquina, declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO. Elegimos Torre d’en Galmés como yacimiento representativo por muchas razones: una, porque con 4,5 hectáreas de superficie es considerado uno de los poblados talayóticos más grandes de Balears; dos, porque entre sus límites se conservan un gran número de construcciones, entre las que destacan tres talayots, numerosas casas de planta circular, un recinto de taula, una sala hipóstila, un sistema de recogida de agua y hasta cuatro hipogeos; y tres, porque dispone de un centro de interpretación gestionado por la Fundació Foment del Turisme de Menorca que hace mucho más fácil y didáctica la visita. Toma nota de los horarios y tarifas, aquí: menorca.es.
Naveta des Tudons
La prehistoria de Menorca merece un capítulo aparte por la ingente cantidad de vestigios que han llegado hasta nuestros días y su asombroso estado de conservación. En la página Menorca Talayótica compartimos más información sobre este período histórico y sus principales yacimientos, pero si hay que elegir un segundo monumento prehistórico nos quedamos con la Naveta des Tudons, quizá el monumento más icónico de la prehistoria menorquina. Construida con técnica ciclópea alrededor del año 1000 a.C., esta naveta funeraria se considera una de las construcciones íntegramente conservadas más antiguas de Europa. La gestión corresponde también a la Fundació Foment del Turisme de Menorca. Si os habéis quedado con ganas de más, os recomendamos echar un vistazo a este artículo: «Menorca Talayótica: los yacimientos imprescindibles». Infórmate de los horarios de apertura, aquí: menorca.es.
Basílicas y mosaicos
Si seguimos la línea del tiempo tocaría hacer parada en algún yacimiento de época romana… El problema es que apenas han llegado restos hasta nuestros días. La razón quizá sea que los romanos no fundaron nuevas ciudades, sino que se limitaron a utilizar antiguos asentamientos de origen púnico –Iamo y Mago, las actuales Ciutadella y Maó– si bien es verdad que se les atribuye la creación de un tercer núcleo de población en la península de Cavalleria: Sanisera. Sea como fuere, la escasez de testimonios de aquella época nos hace saltar hasta la cultura bizantina y los años del protocristianismo, a los que pertenecen las basílicas paleocristianas de Son Bou, Cap des Port y Fornàs de Torelló. En esta última, cuya titularidad recae en el Ministerio de Cultura, se puede admirar un magnífico mosaico el siglo VI. Más información, aquí: menorca.es.
Castillo de Santa Águeda
De los pocos testimonios que quedan de la época islámica, el Castillo de Santa Águeda es, sin lugar a dudas, el más importante. Esta fortaleza, propiedad del Consell de Menorca, fue el último refugio de las tropas musulmanas antes de ser sometidas por las del rey Alfons III en 1287. Vale la pena subir hasta la cima y maravillarse con el paisaje en mosaico de la isla. No deja de sorprender que, pese a que el pasado musulmán esté muy presente en topónimos y tradiciones, escaseen los testigos materiales y las respectivas investigaciones.
Catedral de Menorca
Una de las construcciones más relevantes de la Baja Edad Media es la Catedral de Menorca, aunque cabe decir que queda poco de la construcción original en el edificio que ha llegado hasta nuestros días. Fue levantada entre los siglos XIII y XIV, después de la conquista catalanoaragonesa de la isla, y desde entonces ha presidido la vida de la ciudad. Consagrada al culto de la Virgen Maria, se erigió por orden del rey Alfons III sobre la mezquita mayor de la medina musulmana. Hoy todavía se pueden apreciar los restos del antiguo minarete en la parte inferior del campanario.
Castillo de San Felipe
Pese a que hoy en día solo quedan en pie algunas estructuras y parte de la red de galerías subterráneas, el Castillo de San Felipe llegó a ser una de las fortificaciones más importantes del Mediterráneo. Su construcción fue ordenada por Carlos I en 1554 con el fin de proteger Menorca de las invasiones turcas, muy comunes en aquellos tiempos. De hecho, el saqueo de la ciudad de Maó por parte del pirata Barbarroja en 1535 fue determinante en la toma de esta decisión.
Fuerte Marlborough
También en las inmediaciones del puerto de Maó se levanta esta fortificación construida por los ingleses entre 1720 y 1726, una primera edificación que, sin embargo, fue parcialmente demolida en 1782, cuando España recuperó el dominio sobre Menorca. Años después, entre 1798 y 1801, los británicos reconstruyeron el fuerte aprovechando algunas de las estructuras primitivas excavadas en la roca. Vale la pena visitar este espacio cultural gestionado por la Fundació Foment del Turisme de Menorca para acercarse a la historia de Menorca y de Europa en el siglo XVIII. Echa un vistazo al horario de visitas: menorca.es.
Torre de Fornells
Los episodios vividos en el convulso siglo XVIII, en el que se sucedieron las dominaciones británica, francesa y española, son la prueba más clara del papel que jugó la isla balear en el mapa internacional. De aquel período son la mayoría de las torres de defensa que se conservan en el litoral menorquín. De entre ellas destaca la Torre de Fornells, una de las más grandes y más bien conservadas. Fue construida por los británicos entre 1801 y 1802 para proteger el puerto de Fornells, y restaurada y abierta al público en el año 2000. Recomendamos hacer una visita a este monumento gestionado por la Fundació Foment del Turisme de Menorca. Infórmate de los horarios de apertura al público, aquí: menorca.es.
Fortaleza de Isabel II
Avanzamos en la línea del tiempo de la historia de Menorca y llegamos al siglo XIX, al que pertenece esta fortaleza conocida como La Mola. En su día fue una de las mayores fortificaciones europeas, construida como respuesta a la reactivación de las tensiones internacionales en el Mediterráneo. Sin embargo, los avances tecnológicos que se dieron en el campo de la artillería la dejaron obsoleta a finales de siglo. Tiene reconocido el uso cultural y acoge visitas durante gran parte del año.
Lazareto
También de este período histórico, a caballo entre los siglos XVIII y XIX, es la construcción y puesta en marcha del Lazareto de Maó, uno de los pocos lazaretos marítimos que quedan en Europa. No fue el primer espacio del puerto dedicado a aislar y combatir las enfermedades infecciosas. La Isla de la Cuarentena y la Isla del Rey, que hoy alberga la galería de arte contemporáneo Hauser & Wirth, también tuvieron en su día una función sanitaria. Actualmente, el Lazareto ha sido reconvertido en un espacio para la celebración de congresos, jornadas, exposiciones y otros eventos de carácter profesional, social y cultural. Entre mayo y octubre hacen visitas guiadas, infórmate de todo aquí: menorca.es.
Ca n’Oliver
Cerramos esta ruta en Ca n’Oliver, una de las casas más sobresalientes de las construidas por la burguesía mahonesa entre los siglos XVIII y XIX, época floreciente para la ciudad desde el punto de vista económico, social y cultural. La visita a este notable edificio, cuyo eje vertebral es la Colección Hernández Sanz – Hernández Mora, nos permitirá adentrarnos en la historia de la isla y observar la importancia del puerto de Maó y de la herencia británica, así como descubrir un conjunto cartográfico único.
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