La Mola – Fortaleza Isabel II

La Fortaleza Isabel II, conocida como La Mola, fue una de las mayores fortificaciones europeas del siglo XIX.

Las obras se iniciaron en 1848 por orden de Isabel II, una vez demolido el Castillo de Sant Felip. Fue la respuesta a la reactivación de las tensiones en el Mediterráneo, en aquel momento zona estratégica para las diferentes potencias internacionales.

Inaugurada en el año 1852 aprovechando la visita de la reina a la isla, no fue terminada hasta 1875. Ello fue debido, principalmente, a los avances que experimentaba la artillería y a la necesidad de adaptar la nueva fortificación a esas innovaciones.

La Mola, la gran fortaleza que quedó obsoleta

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos por adaptar la fortificación a la nueva artillería, «ésta quedó obsoleta aún antes de terminarse, pasando a ser una de las más importantes, y a la vez, desconocidas obras fortificadas europeas del siglo XIX», según palabras del militar e historiador Franscico Fornals.

El hecho de que quedara obsoleta y no fuera utilizada como construcción defensiva fue determinante para que se hayan conservado prácticamente intactas sus instalaciones.

La Mola consta de un frente poligonal dividido en dos tramos defensivos, el marítimo y el terrestre. El primero cubría toda la bocana del puerto y parte de la zona norte y el segundo, el acceso por el istmo de Es Freus.

Una de las estructuras más importantes de La Mola es el Hornabeque, fortificación que se podía aislar del resto por medio de un foso y de un conjunto de galerías, una de las cuales llega a los 390 metros.

Desde su privilegiada ubicación, en el extremo de una pequeña península, se puede disfrutar de una vistas panorámicas extraordinarias del puerto de Maó y de parte de la costa norte de la isla.

Actualmente, tiene reconocido el uso cultural y turístico y acoge visitas durante gran parte del año, así como eventos y celebraciones de diversa índole.