Menorca Británica: los testimonios del vibrante siglo XVIII

Con el nombre de Menorca Británica se distinguen todas aquellas manifestaciones heredadas de un siglo XVIII que fue eminentemente inglés. Entre ellas se cuentan construcciones militares, arquitectura civil, mobiliario y hasta vocabulario y costumbres.

La naturaleza estratégica del puerto de Maó explica que en el siglo XVIII la isla fuera ocupada hasta por tres países: Inglatera, de 1708 a 1756, de 1763 a 1782 y de 1798 a 1802; Francia de 1756 a 1763; y España, de 1782 a 1798 y a partir de 1802.

Así pues, durante más de dos tercios de siglo la isla de Menorca estuvo en manos británicas. Fue un período de transformaciones, de modernización y cambios, que afectaron a diferentes ámbitos de la vida, desde el económico al político pasando por el urbanístico y el cultural.

A diferencia de lo ocurrido en ocupaciones anteriores, la presencia británica sí que favoreció la actividad económica y la producción cultural. Fue decisiva para ello la libertad de comercio introducida por los ingleses y el respeto a las leyes, las instituciones y la cultura propias del pueblo menorquín.

La presencia fue tan prolongada y las actuaciones de tal calado, que todavía hoy es muy visible este legado británico en la isla. Pasemos a descubrir los testimonios más relevantes…

El núcleo de la Menorca Británica

ES CASTELL
Es Castell fue fundado por los británicos con el nombre de Georgetown, y su diseño urbano, un entramado de calles en forma de cuadrícula, es obra del ingeniero escocés Patrick Mackellar, que aplicó los principios del urbanismo militar británico. En el centro del pueblo encontraremos la Esplanada, antigua plaza de armas de grandes dimensiones, presidida por el ayuntamiento y rodeada de edificios de origen militar e inconfundible aire británico.

FORT MARLBOROUGH
Construido entre 1710 y 1726 en la Cala San Esteve, el Fuerte Marlborough es una de las fortificaciones más espectaculares de la Menorca Británica, y su singular arquitectura destaca porque está excavada en la roca y no es visible desde el exterior. El complejo dispone de un montaje expositivo que recrea la vida en el fuerte y los asaltos que padeció, y nos permite conocer la historia de Menorca y Europa durante el siglo XVIII.

HOSPITAL MILITAR DE LA ISLA DEL REY
El hospital militar construido por los británicos en la Isla del Rey del puerto de Maó, también conocida como «The Bloody Island», estuvo en funcionamiento desde el siglo XVIII hasta los años 60 del siglo XX. El edificio del antiguo hospital, de gran interés arquitectónico, ocupa gran parte del islote, y desde el año 2004 la Fundación Hospital Isla del Rey vela por la recuperación de este importante espacio, así como de la preservación de su memoria.

BASE NAVAL E ILLA PINTO
En 1708, los británicos construyeron en el puerto de Maó una base naval para cubrir las necesidades de la armada británica. Más tarde, decidieron utilizar un islote cercano como centro de operaciones y astillero. Para ello lo allanaron, habilitaron muelles y lo conectaron con la ribera norte del puerto. En 1774 se terminó la construcción de los almacenes y otros edificios.

Más allá de Maó y Es Castell

CAMÍ D’EN KANE
El Camí d’en Kane fue abierto por orden del gobernador Richard Kane para facilitar el tráfico de las tropas entre Maó y Ciutadella. Durante el siglo XVIII fue la principal vía de comunicación. Con la construcción de la carretera general el camino fue perdiendo importancia. Actualmente, el tramo de Maó a Es Mercadal se ha convertido en una carretera tranquila que invita a descubrir la belleza de la Menorca rural.

TORRE DE FORNELLS
Once de las torres de defensa construidas en Menorca son de origen británico. De ellas, la Torre de Fornells es una de las más grandes y muy conservadas. Fue construida en 1802 para proteger la entrada del puerto de Fornells, y fue restaurada y abierta al público en el año 2000. En su interior, una exposición explica al visitante cómo era la vida de los soldados en la torre y las características constructivas del edificio.

ALJIBE DE ES MERCADAL
El aljibe des Mercadal es una de los elementos arquitectónicos más emblemáticas de la Menorca Británica. Fue construido en 1735 por orden del gobernador Richard Kane con el propósito de abastecer de agua a las tropas que cruzaban la isla. Actualmente se encuentra en proceso de rehabilitación y se prevé que vuelva a dar servicio a los vecinos del municipio.

TORRE DES CASTELLAR
La torre des Castellar fue construida entre 1799 y 1802 como apoyo para el Castillo de Sant Nicolau, que protegía la entrada del puerto de Ciutadella. De planta circular, el edificio está rodeado de un foso de seis metros de anchura. El hecho de que se encuentre hundido propiciaba que pasara desapercibido para los barcos enemigos.

Arquitectura civil y léxico

Más allá de la arquitectura y las infraestructuras militares, se conservan elementos de distinta naturaleza que también hablan del pasado británico de Menorca. Es muy frecuente, por ejemplo, encontrar en las casas menorquinas las típicas ventanas de guillotina y las tribunas o ventanas salientes, llamadas boínders (bow window).

Esta herencia también es visible en algunos predios –Sant Antoni, en el puerto de Maó, y Son Bonaventura, en Alaior– que siguen la corriente clásica-palladiana que llegó a la isla con los británicos.

Especialmente notable es también la influencia británica en el vocabulario menorquín, que cuenta con algunos anglicismos como «grevi» (gravy, salsa), «xoc» (chalk, tiza), «ull blec» (black, ojo morado), «fitim» (fighting, lucha), «mèrvil» (marble, canica) o «tornescrú» y «escrú» (screw, destornillador).

También se puede encontrar la huella británica en las costumbres. Por ejemplo, el día de los inocentes –«el dia d’enganar»en Menorca– no es el 28 de diciembre, sino el 1 de abril, como en Inglaterra (April Fool’s Day). Y, cómo no, en la gastronomía. Los menorquines disfrutan de un buen pudin y de una buena ginebra, como la que elabora Gin Xoriguer desde hace décadas.