El puerto ha sido determinante en la configuración de la personalidad de esta ciudad. Sus excepcionales condiciones lo convirtieron en objetivo estratégico de grandes potencias, en foco de actividad comercial y en puerta de entrada de otras culturas. Hoy día, Maó es una ciudad viva, con una visible huella británica y una clara vocación cultural. Prueba de ello es la apertura de la galería Hauser & Wirth en la Isla del Rey o la ubicación en la ciudad de instituciones como el Museu de Menorca, Ca n’Oliver o el Teatre Principal de Maó. Sus animados mercados, Sa Plaça y Sa Peixateria, merecen una visita.
Los imprescindibles
Si escucháis el himno oficial de Maó descubriréis todas las virtudes de la ciudad. La principal: el puerto natural más grande de Europa, que podréis observar desde diferentes miradores, como el del Carme o Miranda.
El Teatre Principal de Maó es el teatro de ópera más antiguo de España. Con un poco de suerte coincidiréis con la producción anual de ópera, que se celebra ininterrumpidamente desde hace medio siglo.
El Museu de Menorca, ubicado en el antiguo convento de Sant Francesc, es el centro museístico de referencia en la isla y lugar de visita obligada para aquellos que quieran conocer la historia menorquina.
Cuatro teclados y más de 3000 tubos nos dan una idea de la monumentalidad del órgano de Santa María. Un instrumento obra de Johann Kyburz y Franz Otter que ha sobrevivido a asedios y guerras.
La influencia británica se percibe en muchos rincones de la ciudad. Los boínders, balcones cubiertos que sobresalen de las fachadas, son un claro ejemplo del lenguaje arquitectónico británico del s. XVIII.
Maó es una ciudad dinámica, orgullosa de su pasado y con una clara vocación cultural, que se pone de manifiesto a través de sus importantes monumentos, su rica y variada oferta cultural y sus animados mercados.