«Quarantine», un nuevo refugio creativo en el Lazareto

Con el nombre de «Quarantine» se promueve un experimento único en la isla: un centenar de artistas de todo el mundo se congregarán la próxima primavera en Menorca para sanar su creatividad.

«Quarantine» revive las funciones «hospitalarias» del Lazareto, en este caso para los artistas, convirtiéndolo en un refugio para mentes conscientes de la necesidad de romper con la inmediatez en la que vivimos. Se trata, pues, de un confinamiento voluntario para sanar la potencia creativa, secuestrada por la tecnología de la inmediatez, el exceso informativo y la ansiedad por el aplauso.

«Quarantine» reunirá a un centenar de artistas en el Lazareto

Durante siete días, se aislarán 100 artistas de todo el mundo en el islote del puerto de Maó, para recibir un intenso entrenamiento artístico de más de 12 horas al día. Los artistas serán guiados por mentores de renombre internacional con el objetivo de desbloquear su potencial creativo. Nicolás Uribe, Jeremy Mann, Nadezda, Vincent Desiderio, Henrik Uldalen y Emilio Villalba aportarán su experiencia como artistas, no como profesores, y pulverizarán todos los paradigmas formales que los estudiantes habían aprendido hasta el momento de entrar en el Lazareto.

«Quarantine» plantea la desconexión del ruido exterior y la necesidad de empezar a utilizar de nuevo la cabeza, los sentidos y la emoción como únicos canales para desarrollar la creatividad. Esto será posible gracias a las tres leyes que rigen la iniciativa de esta «cuarentena artística»: los dispositivos móviles estarán prohibidos, la admisión está cuidada y pensada, y la programación es secreta.

El contexto y la crisis como entreno

Lejos del turismo artístico y desmarcándose de su anterior proyecto Menorca Pulsar, el fundador de «Quarantine», el pintor menorquín Carles Gomila, proyecta este experimento como un lugar donde la intensidad del contexto —en completo aislamiento y desconexión— permita la verdadera revolución del aprendizaje. El formato se centra en la idea de dar un contexto relevante para que la formación tenga un significado, siendo el entorno, la experiencia y el esfuerzo los conductores del proyecto.

Por eso en «Quarantine» no se enseña técnica, sino que se enseña a dar estructura a las emociones, a amar el proceso artístico sin buscar el aplauso por el resultado. «La fortaleza de “Quarantine” proviene de aceptar la crisis y el cuestionamiento como ingredientes indispensables para el verdadero aprendizaje, y de rechazar la bonanza y la previsibilidad que busca el pintor de vacaciones», explica Gomila. «Quarantine» persigue la crisis porque la considera constitutiva del progreso en la educación artística.

Hasta el momento, el proyecto ha tenido una acogida inmejorable con un gran número de solicitudes recibidas. Para complementar esta oferta, la organización ha abierto una convocatoria de becas, hasta el próximo 28 de febrero, para ayudar a los artistas de Menorca. Las bases pueden consultarse en www.quarantine.events.