Faro de la Isla del Aire

La Isla del Aire está situada en el extremo suroriental de Menorca, a solo 1,5 km de Punta Prima. Su faro es el más alto de Menorca, con una torre construida en piedra que llega a los 38 metros de altura. El plano focal se encuentra a 53 metros sobre el nivel del mar y su haz de luz alcanza las 18 millas náuticas.

Más allá de las instalaciones propias del faro, en este pequeño islote de gran valor medioambiental solo hay un antiguo almacén, un establo y una pequeña vivienda, además de un camino y un embarcadero.

Historia del faro de la Isla del Aire

El faro de la Isla del Aire fue el tercero en construirse en Menorca, después de la puesta en funcionamiento del faro de Cavalleria (1857) y del faro de Artrutx (1859). Proyectado por el arquitecto Emili Pou, inició su actividad el 15 de agosto de 1860 con el objetivo de garantizar una navegación segura en la costa suroriental.

La escasa altura del islote obligó a construir una torre de grandes dimensiones. Fue, de hecho, el faro más alto de Balears hasta la inauguración del faro Moscarter de Eivissa en 1977. Aún así, sigue siendo la torre construida en piedra más alta del archipiélago, con una escalera de caracol de ciento sesenta y cinco peldaños.

Los trabajos de construcción se desarrollaron con algunos contratiempos, en parte por la necesidad de transportar a diario equipo y material de obra. En uno de tantos viajes, un año y medio antes del final de las obras, el bote naufragó y perdió la vida uno de los trabajadores.

Historicamente, el faro de la Isla del Aire ha sido conocido como uno de los destinos más duros para los fareros y sus familias, no solo por su localización aislada, sino porque debían convivir durante largos períodos de tiempo con otros torreros en un espacio muy reducido. Se tiene constancia de frecuentes tensiones entre ellos. En 1976 dejó de ser un lugar de residencia permanente.

Un entorno protegido

La Isla del Aire se encuentra en el extremo suroriental de Menorca, a escasos 1,5 km de la playa de Punta Prima. Con una superficie de apenas 45 hectáreas, constituye uno de los espacios naturales más interesantes de la isla. Razones no le faltan: es el hábitat de la lagartija endémica Podarcis lilfordi lilfordi, un punto importante para la migración de aves y lugar de cría de un gran número de especies passeiformes y aves marinas –se tiene constancia de que crían todas las especies marinas nidificantes en Balears.

Cuenta, además, con un ecosistema marino de gran vitalidad, a la vez que vulnerable. Por ello, después de muchas reivindicaciones por parte de pescadores y organizaciones ecologistas, con el apoyo unánime del Consell de Menorca, en el 2019 el Govern de les Illes Balears creó la Reserva Marina de la Isla del Aire, figura que protege 719 hectáreas desde la Punta des Xoriguer hasta la Punta de Rafalet con el objetivo de recuperar y fomentar la proliferación de especies marinas.

Cómo llegar al faro de la Isla del Aire

Para tratar de no alterar el frágil equilibrio existente entre fauna y entorno, se recomienda evitar las visitas al islote, especialmente en verano, coincidiendo con los meses de mayor presión turística que son, a la vez, los de reproducción de todas las aves estivales o sedentarias. En caso de desembarcar, no deberíais abandonar el camino delimitado para minimizar la afectación sobre el ecosistema.