Alma Salada

Comer bien. Es lo que quieres cuando reservas en un restaurante. Claro que también esperas una buena atención y un precio razonable, acorde con la experiencia. Y eso, lamentablemente, cada vez pasa menos. Por suerte, aún quedan casas del buen comer en Menorca. Y Alma Salada es una de ellas.

El nuevo proyecto de Richard Tejada en Cala Torret, en la costa de Sant Lluís, cumple un año con el mismo espíritu con el que hace casi dos décadas supo convencer a un público fiel en Can Bernat des Grau, bar de aire tabernario en el que sentó sus bases culinarias.

Producto y tradición: las bases culinarias de Richard Tejada

El respeto por el producto y por la tradición fue entonces y sigue siendo ahora, en Alma Salada, el eje de su cocina. Cierto es que, hoy en día, no hay quien no se sume a la ola de la sostenibilidad. Pero, como bien sabemos, una cosa es decirlo y otra hacerlo. Y Tejada y su equipo, que capitanea junto con Yenifer Antúnez, lo practican a rajatabla. Eso sí, sin pretensiones.

«Nosotros trabajamos con producto de aquí. El pescado, el marisco, las verduras, la carne son de proveedores locales», explica. La calidad y fiabilidad de lo que entra en su cocina está fuera de toda duda. Tanto que no duda a la hora de presentarlo. «Desvestimos los platos para dar todo el protagonismo al producto», señala.

Pero, claro, también hay que saber presentar la desnudez. Y es que tan importante es el origen y la calidad de la materia prima como saber manipularla y prepararla. Y ahí es donde juega un papel importantísimo la experiencia, una experiencia que le lleva a defender con vehemencia la vuelta a los orígenes, el «back to basics». Y cómo se agradece…

Los clásicos de Alma Salada

Uno de los platos que mejor ejemplifica todo esta filosofía culinaria es la fritura de pescado de roca acompañada de patatas y huevos fritos. Simple y deliciosa. Reconoce Tejada que esta presentación, que también utiliza para otros pescados y mariscos como el cabracho o la langosta roja, la tomó prestada del Jágaro, restaurante histórico del puerto de Maó. «Recuerdo que de pequeño iba a comer con mis padres y me encantaba este plato y cuando empecé en Es Grau, hace casi veinte años, no dudé en incorporarlo», rememora. Hoy día, es uno de los platos estrella de la gastronomía menorquina. No existe un solo restaurante de cocina marinera en la isla que no lo tenga en su carta.

Gamba roja, mejillones, almejas y cigalas, con el punto justo de cocción, son también protagonistas en Alma Salada. Como también lo son las recetas menorquinas: riñones, carne en salsa, callos, lengua con alcaparras, panadera… Los pequeños placeres de siempre que aquí saben como siempre. Mención especial merecen algunas elaboraciones como las gambas al ajillo con huevo y sobrasada (en la fotografía) o las habitas con almejas.

Además, trabajan con una fórmula que funciona muy bien: dos entrantes fijos –siempre con presencia de marisco– y un arroz o pescado a elegir –por cierto, no hemos hablado de los arroces pero el meloso de pescado merecería una reseña aparte.

Lo mejor, la localización en Cala Torret

Lo bueno es que en Alma Salada cuentan con el acompañamiento perfecto: el olor salino de la brisa y unas vistas increíbles al mar que, enmarcado entre los muelles de Cala Torret, aún tiene el poder de evocar la tradición marinera de la isla. Claro que una localización de estas características tiene sus pros y también sus contras, sobre todo en invierno. Algo que, por otra parte, no deja de sorprender porque ¿quién no quiere disfrutar de una comida excelente al lado del mar en estos meses tranquilos?

«Yo lo que quiero es que cuando vengan a comer quieran volver», dice Tejada. Estamos convencidas de que volver, volverán. Y para ir, solo hay que moverse. Y con más razón si es para llegar a esta casa del buen comer que apuesta por abrir todo el año. Para nosotras, un imprescindible.

• Horario de invierno: de miércoles a domingo, solo mediodía
  (cocina abierta de 13 a 15.30 horas)
• Comidas y cenas de empresa, a concertar

Artículo publicado en noviembre de 2022